viernes, 16 de marzo de 2012

CRÓNICAS DE LECTURAS 6: HUMOR (2)

CRÓNICAS DE LECTURAS - Seis

Humor – Segunda Parte

I

Nunca segundas partes fueron buenas, leer por obligación,
y leer en el Idioma Original


Cuando terminé mi primera Crónica de Lecturas sobre Humor, me quedé con la yuca adentro, tenía que continuar la condenada cosa porque demasiado se quedaba por decir. Así es el fútbol, en mi Crónica anterior me metí con tres de mis humoristas preferidos: Giovanni Guareschi, Enrique Jardiel Poncela y Woody Allen, pero que hay más, hay más. Aunque nunca segundas partes fueron buenas, tengo la esperanza que ésta no le complique la vida a nadie. Después de todo, damas y caballeros, este es un artículo de mi Blog, si no le gusta nadie le pone revólver para que lo lea. Pero tengo la esperanza que le guste mi Croniquita y siga leyendo. Es que nos cruzamos con el Humor en todas partes, no hace mucho ayudaba a un alumno de un importante colegio de Lima en su Plan Lector en inglés, y encontré una joyita del Humor Británico: Three men in a boat (Tres Hombres en una Barca) de Jerome K. Jerome. No lo conocía, no lo solté hasta el final, el chico de marras me miraba. El chico tenía que leer por obligación, en tanto yo lo hacía por gusto, y me sorprendía que mostrara tanta indiferencia frente a este corto texto. Él ya había leído unas 20 páginas, le hice las preguntas de rigor: De qué trataba, personajes, esas cosas, y todo me lo respondió bien. Pero cuando mencioné al desgaire lo gracioso que me parecía, el chico me miró con cara de Lado Oculto de la Luna: No se percataba del peculiar humor de la narración. Pronto caí en que yo había leído por gusto y él por obligación. Su objetivo era llenar una ficha, el mío divertirme. Como el muchacho no tenía un pelo de idiota, leyó para buscar respuesta a las preguntas de la Ficha, y conforme las encontraba, transcribía. Así que, damas y caballeros, el objetivo que nos planteamos al leer, cuenta. Si lees para averiguar cuántos pronombres relativos hay en un texto, leerás diferente a si lo haces para entender su influencia en la acuicultura belga del siglo XVII. En el primer caso tu lectura es meta-lectura, en la que atiendes más a la estructura gramatical del texto y al registro de pronombres, que a la narrativa, lo que no es más que lógico, algo así le pasaba al chico de marras. A él lo que el libro narrara o contara le tenía sin cuidado, podría haber sido El Sueño del Celta, La Estructura de las Revoluciones Científicas de Thomas Kühn o los Protocolos de los Sabios de Sión, lo que le interesaba era rellenar su ficha para que dejen de fastidiarlo con la jarana del Plan Lector. En realidad ni conocía el Libro ni le captaba el humor. 

Por cierto, esta Joya de la Corona del humor inglés es cortita y más joyita aún en su idioma original. En anterior Crónica hice homenaje de los traductores que con estoicismo y solvencia ponen a nuestro alcance las obras de los autores que no son de nuestro idioma. Ahora haré otra apología: La lectura de los originales en su idioma original. Para poder decir que uno conoce otro idioma hay que poder leer literatura en ese idioma, y cuando eso pasa cuando menos duplicaste el tamaño de tu mundo interior, al ganar la capacidad de entender las cosas con otra lengua. Algunas Instituciones reconocidas en nuestro medio - el Instituto Cultural Peruano-Británico, el Instituto Cultural Peruano-Norteamericano, la Alianza Francesa, el Instituto Goethe, etcétera -, enseñan sus respectivas lenguas para transmitir sus Culturas. Una persona no es culta si no domina al menos una lengua diferente de su lengua materna. Ese dominio debería implicar acceder a textos literarios en ese idioma. No es posible recomendar más el aprendizaje de otros idiomas para los niños, jóvenes y adultos. Hay un algo especial en los conceptos vistos desde otro registro lingüístico. Se pone el pie en Otro Mundo aparte del propio. Prometo tratar este tema en otra Crónica. Volvamos a lo nuestro.

Link para Tres Hombres en una Barcahttp://www.biblioteca.org.ar/libros/131623.pdf

II

El Mundo al Revés


Dije en mi Crónica anterior que el Humor sirve para enfrentar la Vida. Vivir da muchas penas y trabajos, suele surgir de ello una gran disconformidad y agresividad frente al Mundo tal como es. Esto ocurre en la adolescencia y la juventud, y  a veces la rebelión se torna violenta. La necesidad perentoria de integrarse a la sociedad que sienten adolescentes y jóvenes choca con un des-encantamiento general. Una alumna que tuve y con la que me crucé tras años de haber egresado, me lo dijo claro: “Javier, tenías razón, el mundo es… FEO”. La adaptación de adolescentes y jóvenes puede terminar bien o en sociopatías, e incluso sicopatías. La adaptación implica ciertos mecanismos emocionales: Todos intuimos que es mejor reír que llorar, estar contento y satisfecho que desdichado e insatisfecho. Indudablemente uno de estos mecanismos es el Sentido del Humor, que nos purifica y permite una catarsis que nos libra de la autocompasión y  la violencia, no pateas aquello de lo que te ríes ni apuñalas al que ves ridículo. Un chiste relaja la atmósfera más tensa, incluso la matonería – bullying se reduce. Me pasó en el colegio a los diez u once años, un recreo en que hacía gala de agresividad, bruta y sin sentido. Un amigo - No te hagas el sonso, Tito, que fuiste tú – bendecido por el cielo con un extraño sentido del humor; me increpó la actitud, y entre lo que me dijo se me grabó esto: Tienes que aprender a batirte. Yo conocía la palabra batirse, leída en Los Tres Mosqueteros, que se batían contra los Guardias del Cardenal. No recuerdo qué respondí entonces, pero eventualmente seguí el consejo, y creo que algo funcionó después de todo: Me veo a mí mismo escribiendo sobre Humor.

Como el mundo como es no nos gusta, hacemos acrobacia mental para adaptarnos. Los niños y niñas empiezan con estas acrobacias en el cuerpo: Poseer un cuerpo, ocupar un espacio, usar el cuerpo para ocuparlo, es una feliz característica de los chicos y es su manera de adaptarse al mundo y de adaptar el mundo a ellos. Es triste ver padres y madres sobreprotegiendo a los niños y evitando por todos los medios que corran, salten y muevan el esqueleto… porque se pueden hacer “daño”. En fin. Los niños ríen cuando juegan, y podríamos decir que poseen un “humorismo físico” del que una buena expresión creo es el “mundo al revés”. Si eres papá o mamá, haz que tu hijo perciba el “mundo al revés”. Es decir, que en un momento dado se ponga de cabeza, y mire. Además de convocar poderosamente su atención, eso de que las cabezas de las gentes estén abajo y los pies arriba, el cielo de suelo y el suelo de cielo suele ser gracioso. Por ello se divierten tanto en los salones de espejos. Y si hacemos que ellos lo hagan, no veo razón alguna para no hacerlo nosotros, adultos formales. Eso nos hace ver las cosas desde una perspectiva diferente, y así aprendemos a reír con nuestra prole y a desarrollar nuestro propio sentido del humor. Una dimensión interesante del  “mundo al revés” es hacer las cosas al revés. No es extraño considerando por ejemplo que el enorme comediante Charles Chaplin era capaz de realizar sus movimientos al derecho y al revés, a la perfección. Caminar por la calle o por la casa al revés – a todos mis hijos les dio por esto en algún momento – es gracioso, aunque requiera vigilancia, menos mal se les pasa pronto. Y si podemos pensar el mundo al revés, podemos escribirlo, toda Literatura pone al Mundo del Revés. El Humor como forma de subvertir la realidad produce risa. Así hace Jonathan Swift en los Viajes de Gulliver: Empieza por el tamaño, muestra a Gulliver desadaptado entre enanos y gigantes. En el mismo sentido es el clásico en lengua inglesa Flatland (Planilandia), escrito por Edwin Abbott en 1884, que narra las aventuras del Cuadrado A explicando a sus congéneres cómo es la tercera dimensión del espacio – que por si acaso es donde vivimos usted y yo, estimado lector. Los Viajes de Gulliver y Planilandia son sátiras, burlas, ataques a la sociedad. Conviene recordar que en Planilandia se presenta a las mujeres como líneas que ni siquiera llegan a la segunda dimensión … . De paso recomiendo el excelente libro de divulgación científica La Cuarta Dimensión, de Rudy Rucker, por el que accedí a  leer Planilandia.

Un ejemplo de sátira en la tradición española se debe al escritor del Siglo de Oro Francisco de Quevedo y Villegas: Los Sueños. Más fácil de leer que El Quijote, acerca con facilidad al español del Siglo XVI. Consta de El Sueño del Juicio Final, El Alguacil endemoniado, el Sueño del Infierno, y El mundo por de dentro. En el Sueño del Juicio Final, narra en primera persona el Juicio Final al modo Católico: Las almas tornan a sus cuerpos y es de ver cómo los pecadores huyen de partes de sus cuerpos por no tener testigos de sus propios pecados (… lo que más me espantó fue ver los cuerpos de…. mercaderes que se habían calzado las almas al revés y tenían… los cinco sentidos en las uñas…); luego narra la universal rendición de cuentas con fuertes críticas a diversos grupos sociales (Llegó … un avariento a la puerta (y le dijeron) que los diez mandamientos guardaban la puerta de quien no los había guardado, y él dijo que en cosas de guardar era imposible que hubiese pecado). El Alguacil endemoniado narra las historias del Infierno que cuenta un Alguacil poseído por un demonio (… los diablos en los alguaciles estamos por fuerza y de mala gana (…) debéis llamarme a mí demonio engualacilado, y no a éste alguacil endemoniado). En El Sueño del Infierno, el autor describe las sendas que llevan al Cielo y al ídem, describiendo los tipos humanos que van por uno y otro. Quizá lo más interesante en esto de invertir el mundo esté en el Mundo por de Dentro, que inicia alegando ignorancia (Es cosa averiguada (…) que no se sabe nada y todos son ignorantes. Y aún esto no se sabe de cierto), y luego despliega su profundo desencanto al ser guiado por un anciano en la Calle de la Hipocresía, para ver cosas como un entierro, y luego verlo como realmente es, desnudando sus falsedades y mentiras. Ver el mundo “del revés” no siempre es agradable, pero nos reímoso y lo exorcizamos. Decía el malogrado cantautor uruguayo Facundo Cabral que la mejor forma de cambiar el mundo es ser felices y vivir bien.ooo
o
Link para Los Sueños de Francisco de Quevedohttp://www.biblioteca.org.ar/libros/132174.pdf

III

El Mundo al Derecho y al Revés

Si pensamos el Mundo al Revés, también lo podemos pensar en contrario, es decir un Mundo al Derecho, es cosa de en qué posición te colocas. El Humor suele ser  contrapunto de la Tragedia, como en La Celestina, de Fernando de Rojas. Por ahí se diferenciaría lo que algunos que saben llaman en España las vertientes humorísticas aragonesa (centrada en el revés) y castellana (centrada en el derecho). Quevedo y el desconocido autor del Lazarillo de Tormes, por ejemplo, pertenecen a la vertiente aragonesa, en tanto que Miguel de Cervantes a la castellana. El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha es una obra satírica y burlona, aunque se nos escape en su redacción. Si uno quiere conocer de veras a Cervantes quizá empezar por El Quijote no sea adecuado, habiendo Las Novelas Ejemplares. La primera que leí, aún en el colegio, fue Rinconete y Cortadillo, y me gustó en especial Monipodio, príncipe de los ladrones de Madrid. Pero otras como El Licenciado Vidriera, La Gitanilla y El coloquio de los perros son de lectura fácil, intención interesante, redacción galana y sencilla, y sobre todo muy entretenidas. La Literatura francesa cuenta con su clásico del Humor del Revés: Gargantúa y Pantagruel, de François Rabelais, probablemente sin parangón alguno en cuanto a sus excesos verbales y fantasiosos (Amigos lectores que este libro leéis, / renunciad a toda afección, / y al leerlo, no os escandalicéis: / no contiene mal ni infección, / aunque tampoco gran perfección. / Si no aprendéis, reiréis al menos; / (…) / mejor es de risa que de llanto escribir, / pues lo propio del hombre es reír). El humor rabelesiano no tiene límites de decencia o decoro, es coprolálico, obsceno y escatológico. Narra la vida de los gigantes Gargantúa y su hijo Pantagruel. Nos daremos una idea de ello recordando las primeras palabras del infante Pantagruel al nacer: ¡A beber, a beber!

El choque entre el Deber-Ser (Mundo al Derecho) con el Ser (Mundo al Revés) es más notable mirando a las necesidades humanas, en particular las sexuales. El sexo es importante, crea muchas complejidades, dificultades y satisfacciones; y el Humor recala en él de uno u otro modo, a veces sutil, a veces crudo y obsceno. Desde la Comedia de Aristófanes vemos combinaciones variopintas, en particular en Lisístrata o la Rebelión de las Mujeres, donde juega con un mundo inverso: Las mujeres, hartas de la guerra entre Atenas y Esparta que se lleva a los hombres, van a la huelga de clámides caídas, y se niegan a tener comercio carnal – me divierte esta expresión – con sus maridos hasta que no pongan fin a la guerra. Es muy sugestiva la escena del diálogo de Lisístrata con su marido, que parlamentan a nombre de mujeres y varones, hecho con columna por medio y persecución molieresca, en tira y afloja entre la negociación política y el irresistible impulso carnal. Si quieren saber en qué termina léanlo, no sean flojos. Paso por alto a Ovidio y Petronio. Aunque algunos opinan que durante la Edad Media no hubo sexo, bastaría con el Libro del Buen Amor, de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, para desengañarlos. En el Renacimiento surge la Novela Corta, expuesta en el magnífico Decamerón o Libro de las Cien Novelas de Giovanni Boccaccio: Durante la horrorosa epidemia de la Peste Negra de 1348 – descrita con maestría tal que aún hoy estremece (¡Cuántos valerosos y nobles hombres, cuántas y cuán hermosas galanas damas, cuantos gentiles y alegres hidalgos que no a juicio del pueblo común, sino al de Galeno, Hipócrates y Esculapio, serían juzgados bien complexionados y sanos, a la mañana comieron con sus compañeros y amigos, y a la noche cenaron en el otro mundo, con sus antecesores!) - siete jóvenes damas y tres agraciados jóvenes deciden huir de la apestada Florencia a las villas de alrededor, a fin de sin traspasar los límites de la honestidad precaverse y disfrutar de todo placer y alegría que tener se pueda. El entretenimiento se lo procurarán contándose unos a otros historias picarescas. Destacan novelitas cómo De Ricardo y Catalina y de cómo ésta tomó el ruiseñor; Cómo una abadesa, al querer reprender a una monja por sus pecaminosos amores, fue ella misma confundida; Cómo Egaño fue engañado por su mujer, y a más apaleado por Aniquino; Cómo uno de dos amigos durmió con la mujer del otro, y cómo éste se vengó de él en la misma forma; y la que considero quizá la más divertida: Cómo Alibec aprendió a meter el diablo en el Infierno (… yo soy venida aquí a servir a Dios, y no por estar ociosa; vamos a meter al diablo en el infierno). Con estas historias de ligero erotismo y picardía las damitas y donceles trataban de ver al Derecho lo que la Peste Negra ponía del Revés. Otros copian a Boccaccio, como Geoffrey Chaucer en los Cuentos de Canterbury, muy semejante al Decamerón pero más crudo. Tanto el Decamerón como los Cuentos de Canterbury conocieron adaptaciones a la pantalla por obra de grandes directores italianos: Boccaccio 70, por Monicelli, Visconti y De Sica (1962); y los Cuentos… por Pier Paolo Pasolini (1972).

Link para el Decamerón, de Giovanni Boccaccio:
http://repdeval.com/Circulo/Famosos/Bocaccio/Decameron.pdf

IV

Reírse de Alguien

Burlarse de las personas es materia común en el Humor. Desagradable a nuestro gusto cuando se hace escarnio del débil y del que no puede defenderse, es  agradable cuando ataca las figuras de autoridad, y pone en ridículo a solemnes y empingorotados personajes. La comedia teatral se presta muy bien a todo ello, y así se enriquece el Humor con nuevos personajes y  situaciones. La antigua Comedia Dell´Arte italiana privilegia la improvisación  y crea la comedia de situación, el lazzi, que antecede al anglosajón gag. Improvisar no es difícil cuando los personajes son más o menos estereotipados y se sabe qué esperar de ellos: Los zanni (los siervos), los vecchi (los viejos) y los inamorati (los enamorados). Entre sus personajes están el Pierrot, la Colombina, Sirena, Pantalone, il Capitano, Arlequín, Scaramouche, Tartaglia, Il Dottore, etcétera, representados en la pintura y artes plásticas, e incluso recuperados en la pieza de Jacinto Benavente Los Intereses Creados. La comedia de teatro y TV se alimenta de la Comedia Dell´Arte, tomándole la improvisación y los estereotipos. La comedia cubano-mexicana de radio y TV La Tremenda Corte y sus diversas versiones emplea estos elementos a mansalva, de la mano del genial Leopoldo FernándezTrespatines”. Los comediantes españoles Tirso de Molina, Pedro Calderón de la Barca y Lope de Vega en el Siglo de Oro crean duraderos personajes como el Pastor, el Bobo, el Gracioso, plagiados creativamente por los ingleses Shakespeare y Ben Johnson, y por el francés Jean Baptiste Poquelin (a) Molière. Esta vieja Comedia es antecedente remoto de la actual comedia cinematográfica, de la radionovela y el sit-com. El Siglo de Oro inventó además nuevas formas teatrales cómicas: Los sainetes y entremeses, obritas en un acto, de humor un tanto primitivo, representadas en los entretiempos entre Acto y Acto. Estas piezas cortitas anteceden e inspiran a los llamados “sketchs” de la televisión. No perderé ocasión de honrar al inmenso comediante mexicano Roberto Gómez Bolaños (a) “Chespirito” = “Shakespeare chiquito”, que en su obra de TV recupera la vieja tradición del entremés.

El teatro se lee, pero en realidad se hace para representarse, y no es lo mismo leerlo que verlo. Hay versiones y versiones, y la libertad creativa de los directores es grande, dando lugar a que una puesta de escena sea muy distinta a otra. Aquí no funciona el “ya la vi”. Yo he visto representar El mercader de Venecia de William Shakespeare en tres versiones: La teatral-televisiva del Teatro Nacional Británico, por Cable; la película homónima de Michael Radford, con Jeremy Irons, Al Pacino y Lynn Collins; y la representada por Alberto Ísola en el Teatro Británico en Lima, Perú; y puedo decir que he visto tres obras iguales pero diferentes, cada una con sus propias características, sus propios méritos y un disfrute particular distinto, aunque la obra era la misma. Por cierto, Shakespeare es un mundo en sí mismo, y le dedicaremos sus Crónicas. A estas alturas vuelvo a mi anécdota del principio, al chico que lee por cumplir con la tarea impuesta, y me pregunto cómo podría un profesor cualquiera “enseñar” humor, en especial como parte tan vital del cómo sobrevivir en este mundo. El tema no está tanto en lo que hagamos formalmente como en la relación entre el profesor y los alumnos, en los correlatos institucionales conocidos. En las Instituciones Educativas las risas están mal vistas, son el testimonio de la “indisciplina”. El control y contención producen caras serias y un pésimo humor, en especial en los encargados de mantener el “orden”. El humor es utilizado por los alumnos contra la Institución representada en sus profesores, y el salón de clase es un escenario donde, como en El enfermo imaginario de Molière, la obra es representada por todos, y ofrecida por los unos a los otros. No creo que se haya hecho debida justicia aún a la longeva tradición de fastidiar a los profesores, se podría hacer más de una Antología al respecto. Pero dudo que la institucionalidad educativa consiga algún día reírse de sí misma. El Humor solamente podrá ser “enseñado” – en el sentido de “mostrado” – por los pocos docentes que posean desenfado y alegría de vivir, y superen las penas y frustraciones cotidianas de la labor docente.

Link para El enfermo imaginario de Moliére:
http://escritoriodocentes.educ.ar/datos/recursos/libros/el_enfermo_imaginario.pdf

V

Colofón

Otra vez veo cuánto no he dicho. Espero que estas Crónicas no se me conviertan en los Trabajos de Hércules. A fin de cuentas, tal vez no consiga decir ni el diez por ciento de todo lo que ha pasado por mis ojos. Pero eso importa poco. Un riesgo de escribir es que uno jamás podrá decirlo todo. Puede que haya una tercera parte y una cuarta o quinta parte de estas Crónicas referidas al Humor, no serán inmediatas. Pero como yo decía en anterior Crónica, estoy seguro que hay cosas peores en la vida. Como siempre: Lee lo que quieras, como quieras, donde quieras

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1 comentario:

  1. Estimado Javier:
    Muchas gracias por su amabilidad de enviarnos el enlace para disfrutar su texto.
    Le correspondo con unos recuerdos motivados por su texto.

    Al comenzar 4to. de media nos dejaron como única lectura obligatoria del año "La isla de los hombres solos", ¡A la m...! decían todos. ¡Más de 400 páginas y sin dibujitos...! Mis compañeros odiaron el libro y al profesor que nos dejó la tarea.

    Yo no tenía el libro, varios de ellos sí. Uno me lo prestó pero "solo para el colegio, no para la casa" (aparte de que yo "era nuevo" había esa moda en el cole), comencé a leerlo en ese recreo y no pude despegarme de su lectura; los demás me miraban como bicho raro porque en todos los recreos o durante las "horas libres" que nos daban, yo me pegaba al libro.
    De a pocos, creo que más por curiosidad al verme tan interesado en el libro que por otra cosa, otros comenzaron a leerlo y al mes o algo más, los pocos libros que había entre los alumnos comenzaron a pasar de mano en mano.

    En noviembre, más o menos, el profesor pidió que levantaran la mano los que habían cumplido "esa" tarea y todos levantamos lo hicimos; él no lo podía creer y comenzó uno por uno a hacernos preguntas sobre su contenido... todos respondimos, ante su mirada asombrada. Hizo una larga pausa, dio media vuelta y salió del salón sin decir una palabra más, todos bromeábamos y decíamos que se había ido al baño a llorar de la emoción, pero no, a los pocos minutos regresó con Roy, el director y dueño del colegio. Roy nos hizo preguntas sobre el contenido del libro y se puso tan, pero tan contento, que el siguiente lunes, en la formación, hizo pasar adelante a todo 4to. de media y nos puso como ejemplo... En los más de 10 años años que existía ese colegio, primera vez que todo un salón leía un libro completo... ¡Y de los gordos...!!!

    Debo acotar a esta historia que ese colegio era uno de los llamados "restos del mundo"; en él solo estudiaban quienes habían sido expulsados de otros colegios y ninguno quería recibirlos; el alumnado era de lo más selecto: arrebatadores de carteras, asaltantes de ancianos y ancianas, asaltantes de cementerio (sí, de esos que asaltaban a quienes iban solos/as a poner flores a sus muertos), monreros, marihuaneros y yo, que me habían llevado de Lima a Trujillo sin ningún documento probatorio de que ya hubiera estudiado el 3ro. de media y solo tuve como opción estudiar en ese colegio.

    Afectuosamente,
    _____________________
    Carlos O. López Schmidt
    CIMARRONES
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